De ausencias y otros demonios

Cuando me preguntan cómo es vivir lejos de mi tierra,  cuesta responder en una oración o dos. Les ruego que tengan paciencia y sigan conmigo este derrotero de pensamientos aislados que pretenden formar entre todos una respuesta.

25-06-2015 11-38-03

Antes de tomar la decisión de empezar de cero en un país a 13.000 kms de Argentina,  fueron necesarias muchas horas en la pileta sopesando los pros y los contras. Nadé tanto y pensé tanto que logré una certeza difícil de transmitir con palabras. Me sentía en paz, preparada para afrontar momentos donde el llanto es de a tres, de a cuatro, o de a diez.

Soltar, soltar, soltar fue mi mantra y mi kharma.

Significó por ejemplo deshacerse de 40 años de cosas que uno guarda por si acaso, cosas que están cerca del corazón o de la memoria, cosas que costó muchísimo esfuerzo conseguir.

Es mentira que las cosas son sólo cosas cuando cada una tiene impresa la fuerza de voluntad para conseguirlas.  Se convierten en objetivos cumplidos, en medallas al coraje o la perseverancia. Se convierten en objetos palpables  que nos recuerdan que pudimos. Que lo logramos. Que podemos y podremos contra todo y todos.

Tal vez esos recordatorios fueron los que me sumaron fuerza para hacer las valijas.

Significó dejar mi zona de confort donde la mayoría de los problemas estaban medianamente resueltos antes de convertirse en dolores de cabeza. Donde tenía las herramientas para lograrlo y los conocimientos.

Significó apartarme físicamente de mi familia y amigos, aunque la tecnología ayude a que esa distancia no sea definitiva.

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Elegir fue cualquier cosa menos fácil. Resigné mi presente por una promesa de futuro al lado de una persona diametralmente opuesta a mi, pero extremadamente parecida, en un lugar perfectamente extraño.

Después de 4 años y medio, miro hacia atrás y me doy cuenta que hice lo correcto, que valió la pena con creces.

Y llega el día del padre.

Ahí es donde todas mis horas de pileta fallan estrepitosamente. En ese momento en que quisiera estar abrazando a mi Papá, probando los budines de nuez de mi Mamá y peleando con mis hermanos, es que todo mi mundo se derrumba y por un buen rato no hay nada que me consuele, nada que me abrigue cuando ese frío impertinente me congela el corazón.  Es como si un Godzilla hubiera crecido dentro mío y se hubiera comido hasta la última sonrisa del último día de sol. Y sé que mi Papá lo entiende y a pesar de que se le cae el corazón en pedazos cada vez que llego y me voy, sigue apoyándome en mi decisión como el primer día.

Y el día de la madre, del amigo, los cumpleaños, y un largo y doloroso etcétera. Cada «día de» es un  puñal bordado que no deja de hurguetear en la herida.

Hace unos días falleció una de mis tías. La más elegante, bella, reina de todas mis tías. Y yo me quedé llena de silencios. De esos pesados silencios que dejan una oscura sombra tras de sí.

Sé que no hubiera cambiado nada el hecho de estar allí. Pero qué hace una con todo lo que se atraganta sin pronunciarse? Y qué con la falta de esos abrazos que saben, que sienten lo mismo que una?

Hay días terribles como éstos en que la ausencia tiene un precio imposible de pagar.

Acerca de Pequi

Vuelan las hojas en el viento y se llevan bajo el brazo todas las palabras pronunciadas y por pronunciar. Alguien tiene que darle una nueva voz a las palabras, y yo justo pasaba por aquí.
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6 respuestas a De ausencias y otros demonios

  1. Ana Saurín dijo:

    Ayyy cómo te entiendo. Decís ta bien lo que se siente, te lo pedo decir desde «el lado de los que quedan», los «días de»… son terribles, los domingos ,etc,etc. Es cierto que la tecnología favorece mucho, que podés con la cotidianeidad, sólo un poco pero como vos decís «y los abrazos??». Demás está decirte que me hiciste llorar, pero sigo firme respetando la decisión de los míos! Nos amamos… y eso basta!

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  2. Nora dijo:

    Por si te consuela saberlo, cuando le di mi propio abrazo a papi , le di otro en nombre de cada uno de ustedes que estan lejos y fue como sentirlos a ustedes y a el en un mismo lugar, ojala el tambien lo haya sentido asi, y en cada ¨¨dia de¨¨_(como vos decis) trato de repetirlo y siento que me hace bien tenerlos a todos juntitos Pero ojo eh? en cuanto estes aca ¡¡¡QUIERO MIS ABRAZOS RECARGADOS de nuevo eh?!!!!!porque yo no tengo kiosco en la esquina como tenias vos , cuando eras chiquita y comprabas besos ,si se te terminaban.
    Tambien para los que nos quedamos la tecnologia soluciona ,pero a veces no alcanza….
    Muchos besos y abrazos a la distancia , y no voy a entrar en el juego de hasta donde te quiero porque yo te queria antes que nacieras y vos ESO ,no lo podias hacer jijijijijij

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  3. Prima, no se si te será de consuelo, pero estando cerca de la abuela muchos quedamos con silencios en el alma. La viejita se hizo adorar y querer, y va a ser duro, en tantos «días de» ya no tenerla cerca. Me consuela haberla tenido en mi vida, no podría haber pedido por una abuela mejor, la recordaré siempre con una sonrisa, espero que vos tambien.
    Te admiro por no permitirte decaer en toda esta lucha de quedarte allá, de no estar acá, perderte cosas de acá pero ganar tantas otras allá. Sólo quiero que seas feliz. Y que me esperes que en cualquier momento te caigo 🙂

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    • Pequi dijo:

      Mi linda Rubia! Claro que la llevo en la sonrisa y en el alma! Pero los «días de» siempre son difíciles. La habitación de huéspedes está esperándolos! Te quiero!

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