Porque vos te lo merecés

Fotos de vacaciones, con gente pasándola bien y en los comentarios alguien, sin falta, escribe : «disfrutá, que te lo merecés»  (*) 

Y yo me pregunto…por qué tenemos ese concepto casi religioso de que nos tenemos que merecer las cosas buenas que nos pasan? Por qué asociamos el bienestar a una recompensa por haber hecho las cosas bien? No sería mejor entender que nos «merecemos» las cosas buenas que nos pasan por el solo hecho de ser personas? Que no tiene nada que ver el hecho de que seamos buenas o malas personas con que lo estemos pasando bien o mal ? Que la justicia «divina» no existe?

Cuando nos pasan cosas malas, también es porque nos las merecemos?

Conocen ustedes malas personas? Seguro que sí. Gente mezquina, desagradable o que maneja 50 km/h en zona de 80 km/h, por ejemplo. Esa gente según este criterio de merecimiento, no tendría que poder disfrutar de nada bueno en la vida, porque no es justo.

Según el mismo criterio, la gente proba, amable y buena que puebla este desgastado planeta debería estar 100% del tiempo sonriente y feliz, desbordando plenitud y con sus poros rozagantes. Después de todo, se lo merecen, no?

Lamento desilusionarlos, pero la vida es cualquier cosa menos justa. Usemos una simplificación como ejemplo:

Aquellos que tienen medios en menor o mayor medida los destinan a la compra de lo que consideran necesario o sencillamente de lo que tienen ganas.

Aquellos que están del lado de abajo de la «línea» tienen el ansia nunca satisfecha de pasar la barrera y pertenecer al grupo de arriba.

Hay buena y mala gente en ambos lados de la «línea». Todos (vos que leés también) somos buenos y malos en algún momento. Todos nos equivocamos, acertamos, queremos, odiamos, somos mezquinos Y solidarios. Y eso no nos hace menos o más merecedores de nada, sino que nos hace ser personas. Con las individualidades que eso conlleva. Con las contradicciones, las sombras y los soles.

Olvidemos juntos la palabra merecer. Que perezca junto con los diptongos, los números irreales y el apartheid. Olvidemos las etiquetas que nos hacen juzgar a la gente por las actitudes y no por su escencia. Olvidemos que nos gusta clasificar todo y ponerlo en un casillero porque nos resulta más fácil de entender. Dejemos de juzgar, de condenar, de creer que sabemos lo que pasa detrás de cada sonrisa y cada lágrima. Empecemos a dejar vivir sin catalogar.

El día que dejemos de ponerle a la gente etiquetas tal vez aprendamos a VER a la persona detrás de las actitudes y a entender que el merecimiento no brinda garantías. Las personas somos únicas, irrepetibles (en mi caso gracias al Cielo! Imagínense este mundo lleno de mís por todos lados!) y solo por ello valorables.

Mi hijo me ha enseñado muchas cosas, pero creo que la más valiosa es su filosofía de tomar de las personas lo bueno que tienen, y dejar pasar lo malo como una turbulencia en la corriente de un río.

Qué les parece si lo intentamos?

(*) Cabe aclarar que sé que la intención de quienes escriben comentarios de ese tenor está , en general, llena de buenos deseos. Ya lo dijo Cervantes, Einstein , Buddha o Aristóteles : El camino al infierno está sembrado de buenos deseos.